En la calle 13, entre la carrera séptima y octava se encuentra un establecimiento, que aunque antiguo no ha perdido popularidad y por el contrario, parece volverse cada vez más llamativo con los años. El Café Pasaje, fundado en 1936, ha sido el café emblemático del centro de Bogotá, pues aparte de saciar la sed de café de miles de estudiantes, ha albergado dentro de sus puertas a las más célebres personalidades de nuestro país. Ilustres escritores, y prestigiosos políticos han entrado y salido por sus puertas, y mientras a su alrededor se aprecia el caos de una capital urbanizada, dentro del café aun se percibe aquella placentera esencia del Bogotá antiguo.
En 1940, el café aunque recién inaugurado, contaba ya con el suficiente prestigio, para limitar su entrada a la aristocracia. Viejos y jóvenes, desde luego en traje y sombrero, se reunían en el café a discutir política y aunque había tan solo 2 partidos políticos, el repertorio conversacional se extendía hasta largas horas de la noche y ya fuesen liberales o conservadores, se compartía la misma pasión por el café. La pasión del futbol, nuestro deporte nacional, tocó también a las puertas del café, pues el 28 de febrero de 1941, por medio de un acta, se dio a luz en el café al Independiente Santafé, orgullo capitalino.
En 1945, durante la segunda guerra mundial, el Café fue cede de empedernidos liberales que discutían por horas acerca de la causa aliada, pues mientras el mundo estaba en guerra, en el Café se limitaban a hablar de ella.
En los 50, con el apogeo de la tauromaquia, era normal ver los domingos en el Café Pasaje a los toreros después de la corrida, presumiéndose unos a otros las faenas con las que se habían lucido horas antes en la también histórica Santa María.
Posteriormente, se instaló en el Café un lugar para las apuestas de caballos, luego de que el general Rojas Pinilla trajera la televisión a Colombia. Tan solo en lugares públicos se podía disfrutar de tal lujo, y el Café Pasaje no era la excepción.
Hoy por hoy, después de 69 años, el Café Pasaje sigue abriendo sus puertas a las 7 de la mañana para ofrecer a su clientela el mejor café de la capital y sobre sus mesas ya golpeadas por el tiempo se toman más de 450 cafés al día.
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